Aunque es sabido que los teléfonos más recientes y de gama más alta (los más caros pues) ya traen resistencia al agua, algunos presumen de cierto número de minutos sumergidos a varios metros, lo cierto es que el agua siempre daña a cualquier electrónico.
Lo primero es lo primero. Apagar el teléfono si está prendido, sacudir levemente el teléfono y secarlo con un paño suave (tu camiseta puede servir), para retirar el exceso de agua, quitarle la pila si es que es algún Android que tenga esa característica. Si la mojada fue por lluvia esto debería bastar, dejarlo reposar un par de horas y listo, ver si prende.
En caso de que se haya mojado más, por haberse aventado a un charco o a una alberca, una vez hecho lo anterior lo ideal es sumergirlo en gel de sílica para que absorba el agua, por lo menos un día. Ahora que si no tienes ese dichoso gel, entonces puedes utilizar arroz, aunque el proceso es más lento, ahí lo recomendable es dejarlo por lo menos 2 días completos.
Si después de eso no funciona, enviarlo a reparar a algún servicio técnico de confianza, si no pues ya marchó.
Si el agua los daña, no quiero ni enumerar lo que les hace algún líquido como refrescos o cualquiera que lleva otras sustancias químicas.
No, ningún chino viene en la noche a llevarse el arroz y reparar tu celular.
