Probablemente la primer vez que comí camarones a la diabla fue en el puerto de Veracruz. Eso pudo ser en el 2002 o 2003, antes de eso no recuerdo haberlos probado. Y es que nunca fui fan de comer criaturitas del señor que no caminaran por la tierra. Durante mucho tiempo de hecho me he resistido a probar nuevos alimentos, pero heme aquí que ahora ya me gustan los camarones... siempre y cuando no sean en coctel.
También me gustan en taquitos, a la mantequilla, al mojo de ajo y casi en todas las combinaciones que sabía Bubba de la película de Forrest Gump.
Sigo en busca de lugares donde haya buenos camarones y/o pescados en Torreón.