Sólo íbamos a cenar, cuando lancé la propuesta tan temida. — Si tu dices, vámonos a Guaymas, nos vamos.
Así empezó la aventura, sábado 24 de diciembre a las 19:55 cruzamos la primer caseta (León Guzmán) hacia la La Perla del Mar de Cortés. Así que nuestra cena de Navidad fue en la sierra de Durango, en una tienda de autoservicio a fríos 3ºC casi en medio de la nada.
Fue una muy buena aventura, hicimos unas 8 horas de viaje hasta Culiacán y de ahí al otro día unas 6 de tierras culichis hasta la Heroica Guaymas.
Creo que no soy muy afecto al mar, pero esta vez disfruté muchísimo estar fuera, desconectarme unos días. Hasta disfruté la playa, pero algo de lo que más me gustó fue ver a los hambrientos pelícanos aventarse una y otra vez al mar para atrapar su comida.
También vimos muchas Gaviotas y otros animalejos. Por cierto que en un momento en Miramar vimos una parvada de... supongo gaviotas, pero segregadas en dos grupos: de un lado unas negras y de otro lado blancas. ¿Serán racistas? ¿eran diferentes aves? no se.
Aquí otros señores pelícanos, todos estos estaban en Miramar, había cientos o tal vez miles.
Cuando iba en el número 927 me cansé y dejé de contarlos.
También había unos más gorditos que se la pasaban por donde las embarcaciones de los pescadores.
Organizando la fiesta de fin de año
Y las gaviotas... las gaviotas.
Esta vez el mar si me gustó, esta vez, me enamoré de Guaymas.
Después de unos 2700 KM de manejar, estamos de nuevo en nuestro desierto. Debemos en la medida de lo posible, ser más vagos este año, es uno de nuestros propósitos. También hay video :-)