El veinte de enero de dos mil diecinueve estuvimos en la Laguna de Mayrán, o lo que queda de ella. Más bien en parte del lecho ¿se llamará así? de donde debería haber agua, pero en ese momento y presumiblemente durante años, sólo hay una tierra yerma.
En algún momento y para tomar foto me hinqué e inmediatamente descubrí que fue un error: la tierra prácticamente está solidificada y es dura como la roca. Estuvimos algunas horas esperando la salida de la luna, que lució espectacular... pero estar ahí, en medio de la nada, dio la sensación de prácticamente estar en otro planeta.
Quiero volver.